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miércoles, 13 de abril de 2011

El IPC y el salario español

Hace unos meses escribí en este mismo blog un artículo sobre sueldos. Aquel artículo hablaba sobre las distintas fórmulas con las que una empresa podía fijar los sueldos de sus empleados. Esto, evidentemente, se traslada al ámbito macroeconómico, pues la forma de pagar a sus empleados no es fijada sólo por las empresas, sino que intervienen otros agentes (no) económicos: sindicatos, comités de empresa, asociaciones, y gobernantes. Más se podría decir que la empresa en realidad es quien menos interviene en la decisión de fijar un salario a un puesto de trabajo determinado. Hablar de salarios entonces venía a colación por la visita de la canciller alemana Angela Merkel, la cual traía consigo ofertas de trabajo de empresas de su país con el objetivo de captar interesados. Pero también trajo un debate, del que, como casi siempre en nuestras tierras, se escribió y habló mucho durante unas semanas, y nunca más se supo: la idea de ligar la evolución salarial a la productividad, en lugar de hacerlo a la evolución de los precios, al IPC.

Hoy no quiero hablar de este asunto, pero está estrechamente ligado. Como decía, nunca más se supo de este debate en el que empresarios y sindicatos estaban en desacuerdo (como no podía ser de otro modo, claro, es su propia idiosincrasia): los empresarios abogaban por la implantación de una evolución salarial en base a la productividad, y los sindicatos, porque se quedara como está, ligada al IPC. Y así siguen los sueldos, ligados al IPC. La principal ventaja de este sistema es que con él los trabajadores no pierden poder adquisitivo en el mercado, al evolucionar su sueldo en igual proporción que los precios de los bienes y servicios en él. Sin embargo, ¿es tan bueno este sistema? ¿Se respeta? ¿Tenemos los trabajadores españoles unos salarios acordes con el "coste de la vida" que hay en nuestro país? La respuesta es NO. Cada año, tarde o temprano, sale un (por lo menos uno) estudio sobre la pérdida de poder adquisitivo que tienen los trabajadores españoles. El primero de este año no se ha hecho esperar demasiado:

http://www.20minutos.es/noticia/1019285/0/salarios/precios/espana/

Tras leer esta noticia, es importante analizar por separado cada componente para entenderla mejor, y no dejarse llevar por el impulso inmediato de autodesgracia (Spain is different, y esas cosas).
Para empezar, hay que entender qué es el IPC: es el acrónimo de Indice de Precios al Consumidor o al Consumo. Se trata de un índice en el cual se incluyen los precios de los productos más consumidos por los habitantes de una región, en este caso, España. Este conjunto de productos recibe el nombre de "cesta de consumo".Para elegir que productos componen esta "cesta" se hace una encuesta representativa, cada cierto tiempo, a los cuidadanos; aquellos productos más consumidos por la mayoría se incluyen en la cesta, dejando fuera los restantes. De esta manera, la cesta suele estar compuesta por alimentos como pollo o leche, pero no por caviar o trufas; es decir, productos que consumen prácticamente el total de la población en una proporción semejante por persona. De otra forma, no sería un índice fiable, por estar sustentado sobre productos de consumo más/menos casual u ocasional. Una vez compuesta la cesta de consumo, se halla el precio medio de cada producto en cada Comunidad Autónoma (y a su vez, a nivel provincial), y con estos datos se elabora el IPC nacional, que es el índice empleado para la evolución de salarios.
Con estos datos, se puede hallar el IPC del primer año de estudio (pongamos que es el primer año que se estudia la evolución de los precios), al que se denomina "año base". Sobre este año base, se calculan los precios de los productos y se puede hallar su evolución, en tanto por ciento. Por ejemplo, si el año base es 2009, el IPC toma un valor de 100 puntos; si en 2010 toma un valor de 110 puntos, significará que los precios han subido un 10 %. La fórmula que se usa es: ((IPC año a calcular/IPC año base)-1) * 100. De esta forma: ((110/100)-1) *100.
En realidad, el matiz de restar 1 al cociente y multiplicarlo por 100 se usa sólo para expresar el dato en porcentaje, porque para calcular la evolución es suficiente con los índices de cada año.
En España el organismo encargado de llevar a cabo este proceso es el INE (Instituto Nacional de Estadística). En su web (http://www.ine.es/) se pueden consultar los índices por producto, por conjunto de producto, por año, etc. Se puede estudiar la evolución de los precios desde muchas perspectivas. Como muestra de un estudio sobre el IPC, la siguiente tabla de excel muestra medias y datos porcentuales de esta variable tomando como conjunto de datos CCAA y el conjunto de la nación:

http://es.scribd.com/doc/52936780/IPC-Espana

El otro aspecto del artículo sobre el que me gustaría incidir es sobre el salario medio actual de un trabajador español, inferior no sólo a la media de salarios de países de la UE. Es tan bajo, que sólo es inferior el salario de países de reciente incorporación, como Polonia, o de países en grave crisis financiera, que han necesitado ayuda comunitaria, casos de Grecia y Portugal. Resulta curioso que otro país en las mismas cirscunstancias que los dos anteriores, Irlanda, tenga un salario medio por trabajador superior al de nuestra economía.
Sin embargo el por qué quiero hablar de este aspecto no es tanto por el hecho (lleva mucho tiempo siendo así, para desgracia nuestra), sino por el poco rigor con el que se comenta en el artículo. No es correcto comparar salarios medios de una economía con los de otra, porque no se tiene en cuenta una variable muy importante: el coste de vida de esa economía. El coste de vida no es sino el precio de los bienes y servicios de una economía. Por este motivo no es riguroso decir que España tiene un salario medio inferior a Alemania, sin tener en cuenta que el coste de vida alemán también es superior al español. A modo de ejemplo: si los ciudadanos de una economía tienen un salario medio de 20.000 €, y un coste de vida de 10.000 €, están en mejor situación que los ciudadanos de una economía cuyo salario medio es de 30.000 €, con un coste de vida de 25.000 €. En otras palabras, el poder adquisitivo (así se llama el resultado de relacionar estas dos variables) de los trabajadores de la segunda economía es inferior al de los trabajadores de la primera, aunque su salario medio sea superior.
Considero más apropiado hablar de poder adquisitivo, y no de salarios medios, es más riguroso. Ya metidos en harina, en realidad las conclusiones son similares: el poder adquisitivo de los ciudadanos (o trabajadores, realmente considero apropiado usar tanto una como otra denominación) de España es de los peores de Europa, muy alejados de la media europea y comunitaria. Como muestra de esto, me remito al siguiente estudio del profesor de Geografía Económica Andrés Rodríguez Pose:

http://www.consumer.es/web/es/economia_domestica/finanzas/2003/09/18/65794.php

O a este artículo publicado en el diario Expansión:

http://www.expansion.com/2010/03/29/economia-politica/1269877998.html?a=9a6c61213fba80f83d1eba145a19bfbc&t=1302715519

Ségún el propio estudio citado, como así piensan otros muchos expertos, la tendencia (o querencia, porque tendencia no es, no hay datos que lo corroboren) en el campo del poder adquisitivo en Europa es a la unificación. Es decir, que las economías más alejadas de la media de los 100 puntos, lo estén menos, y en conjunto, las desviaciones entre países sean menos pronunciadas. Es factible pensar que debería ser así, tomando como base la libre circulación de productos y personas en todo el ámbito comunitario, y como herramienta básica la implantación y empleo de una moneda única controlada por un mismo organismo supranacional, en este caso, el BCE. Sin embargo, hay varios problemas a tan idílica concepción. La principal es simple: para que unas economías escalen hacia los "100 puntos", otras economías verían reducido su poder adquisitivo con mucha probabilidad, dando como resultado esta convergencia comunitaria. Y este aspecto no creo que sea muy del gusto de alemanes, franceses o ingleses, por ejemplo.
Sin embargo, debido al empleo de la moneda única y a la libre circulación de productos y personas lo que sí ha tendido a converger han sido los precios. En países como España, los precios se han incrementado notablemente desde la entrada en vigor de la "moneda única" en una convergencia hacia los precios de economías más punteras, como Alemania, o Francia. Sin embargo, la evolución salarial no ha corrido la misma suerte. Aunque debiera haberla corrido, ya que se supone que en nuestro país la evolución de los salarios va ligada al nivel de precios, ¿no? Si así fuera, mantendríamos nuestro poder adquisitivo intacto, y en aras de converger con economías punteras debieramos, incluso, de haberlo visto incrementado.

Pero no, va a ser que no...

viernes, 8 de abril de 2011

Abuelito, dime tú...(II)

Con la entrada de ayer traté de explicar la necesidad de llevar a cabo una reforma en el sistema de pensiones español, una reforma que se ha comenzado a ejecutar, y que se tornará en definitiva en los próximos años. Hoy hablaré de otra necesidad derivada de esta reforma, pero a nivel más particualar, y menos generalista: la necesidad, ante los reveses de la reforma, de constituir un plan de pensiones que garantice una tercera edad plácida económicamente.

Y es que si tanto nos quejamos de la mencionada reforma, si tanto aludimos que este sistema sólo quiere sangrarnos a impuestos sin darnos nada a cambio, y que la prestación una vez nos jubilemos va a ser de risa floja, lo mejor que podemos hacer es ponerle remedio. Pocos lo harán, en este nuestro ibérico país nos gusta mucho quejarnos, poco asumir nuestra parte de culpa en el problema, y nada hacer algo para solucionar, o al menos remediar, dicho problema. El remedio al problema de una pensión (pública) que se nos pueda antojar insuficiente es el mismo a seguri si nos parece insuficiente la sanidad o la educación públicas: recurrir al sector privado. En este caso concreto, constituir un plan de pensiones (la opción que cuenta con más adeptos, hay otras como seguros, u otras formas de aportación y fondo de reserva) que nos permita percibir una renta suficiente en el momento de retirarnos laboralmente para vivir con soltura económica esa última etapa de nuestras vidas. De aquí en adelante, intentaré desgranar y explicar las ventajas y los inconvenientes de los distintos tipos de planes de pensiones que existen en el mercado, y con la ayuda de una web especializada, nombrar los más adecuados de cada uno. Comenzamos.

Antes de nada, me gustaría aclarar las diferencias más importantes entre un plan de pensiones y el resto de opciones de ahorro de cara a la jubilación. Existen los siguientes productos:
  • Planes de pensiones: Es un instrumento de carácter financiero mediante el cual un beneficiario percibe en el momento de su jubilación (u otras contingencias, como desempleo de larga duración, o enfermedad que incapacite trabajar) una renta que puede ser recibida en forma de capital (toda la cantidad de una sóla vez), de renta constante (una renta periódica), o mixta (combinación de las anteriores). Esta cantidad a percibir se obtiene a partir de unas aportaciones, realizadas por el/los partícipes del plan, que puede ser o no el propio beneficiario; estas aportaciones se capitalizan generando una rentabilidad que dependerá del promotor del plan, que es la (generalmente) entidad financiera encargada de la gestión del plan, y del fondo de pensiones (la "bolsa" a la van a parar las aportaciones del partícipe, y los intereses generados por ellas). A modo de esquema gráfico:
Partícipe--(aportación)-->Promotor--(capitalización de las aportaciones)--(prestación)-->Beneficiario

Las normas de un plan de pensiones son la no irrevocabilidad de las aportaciones (una vez hechas, no se pueden recuperar hasta que no se den las circunstancias de recuperación), y la no inembargabilidad de las mismas. Asímismo, tienen deducciones fiscales, mediante una reducción de la Base Imponible general; y su prestación tributa como rendimientos laborales, mediante la tabla general de IRPF.
  • Planes de Previsión Asegurados (PPA): Se diferencian de los planes de pensiones en que su capital está asegurado por ley, y que garantizan una rentabilidad máxima del interés técnico del seguro; ambas cosas no están aseguradas en los planes de pensiones. Tienen la misma clasificación fiscal que ellos.
  • Planes de jubilación: Son seguros de vida, con lo cual su régimen fiscal no tiene nada que ver, como tampoco tiene nada que ver su funcionamiento: tributan por el capital generado, no por el aportado en el momento de la recuperación; las aportaciones no tienen deducción fiscal. Además, en ellos el dinero aportado puede ser retirado en cualquier momento.
Esta información la he tomado de la asignatura "Sistema Financiero", más concretamente de mi resumen de cara al examen final, usado en alguna otra entrada anterior. Para una información mas detallada del asunto que hoy trato, recomiendo consultar el siguiente archivo:

Conocidos los sistemas de previsión social más relevantes de nuestra economía, toca centrarse en el tema que nos ocupa: los planes de pensiones. Hay distintos tipos de planes de pensiones, dependiendo de quién los promueve, qué tipo de inversiones realizan, y qué obligaciones traen estipuladas su contratación:
  • Según el tipo de inversor:
  1. Individuales: Una persona contrata por sí sola un plan de pensiones por iniciativa propia, con una determinada entidad financiera.
  2. De empleo: Son aquellos cuyo promotor es una empresa, a modo de retribución a sus trabajadores.
  3. Asociados: Son aquellos que se contratan para un determinado colectivo, como sindicatos, o grupos religiosos; el promotor suele ser la asociación, y los partícipes, los miembros de la misma.
  • Según su forma de inversión:
  1. Renta variable: Aquello en los que como mínimo se invierte un 75 % del capital aportado en productos de renta variable (que, evidentemente, generan una rentabilidad variable), y el resto en renta fija (que genera una rentabilidad fija constante, conocida y determinada).
  2. Renta mixta variable: Invierten entre un 30 y un 70 % en renta variable, y el resto, en renta fija.
  3. Renta fija: Invierten sólo en productos de renta fija, por lo cual se conoce de manera exacta cuál será la rentabilidad que generará el capital aportado de antemano.
  4. Renta fija mixta I: Invierten hasta un 15 % del capital en renta variable, y el resto, en renta fija.
  5. Renta fija mixta II: Invierten entre un 15 y un 30 % del capital en renta variable, y el resto, en renta fija.
  • Según el tipo de aportación:
  1. Planes de aportación definida: Aquellos en los que se establece el importe económico de las aportaciones.
  2. Planes de prestación definida: Aquellos en los que se establece el importa económico de las prestaciones que recibirá el beneficiario en el momento de que ocurra la contingencia que posibilita la recuperación de las mismas; por su naturaleza, suelen ser planes de pensiones a un plazo fijo.
  3. Planes mixtos: Son una combinación de las dos anteriores modalidades: se fijan las cantidades tanto de las aportaciones, como de las prestaciones.
Dentro de los tipos de planes de pensiones, faltaría la clasificación que he explicado al detallar en qué consiste un plan, la clasificación según la forma de percepción de la renta, un asunto importante que trataré al final. Asímismo, cabría distinguir entre planes de pensiones a corto y a largo plazo, pero la única caractrística diferenciadora en esta clasificación es, evidentemente, el tiempo.

Conocidos todos los productos que pueden asegurarnos una plácida tercera edad, he investigado en internet cuáles son las opciones que a día de hoy ofrece el mercado, y he encontrado una clasificación interesante, en la se recogen los mejores planes de pensiones de cada tipo, teniendo en cuenta la inversión que se le da a la renta aportada, ya que el resto de variables son negociables en la mayoría de casos con la entidad financiera promotora del propio plan. Es la siguiente:


Así que sólo queda elegir el que más convenga a cada uno en función de sus características económicas y personales.
Aún me gustaría añadir un pequeño apunte sobre la fiscalidad de los planes de pensiones, y la forma de recuperación ligada a esta fiscalidad: constituir un plan de pensiones sólo es rentable si se obtienen rentas altas (que conllevan un tipo marginal alto en el momento de tributarlas a Hacienda) provenientes del trabajo/actividades económicas en el momento en el que se realizan las aportaciones, y si la recuperación se hace en forma de renta, y no de capital. Explico el porqué de esto: la fiscalidad de un plan de pensiones establece que las cantidades aportadas (hasta 10.000 € o el 30 % de la cantidad generada por rendimientos del trabajo y de actividades económicas; 12.500 € - 50 % para mayores de 50 años) pueden deducirse fiscalmente mediante una reducción en la base imponible que tributa en la declaración de la renta para el pago de IRPF (a "groso modo", en realidad es algo más complejo en lo que no voy a entrar porque no es necesario para explicar lo que quiero explicar); por otro lado, en el momento de la recuperación, estas cantidades tributan como rendimientos del trabajo y de actividades económicas, es decir, según tablas generales de IRPF. Dicho de otro modo: se ha de conseguir pagar un tipo menor en el momento de la recuperación que el que se ha ahorrado en el momento de la aportación: con un tipo marginal alto (un 43 %, es el más alto), si las aportaciones se recuperan en forma de renta, y estas (anualmente) no superan los 50.000 €, el tipo al que han de tributar no será del 43 %, sino inferior. Para que este aspecto se entienda mejor, he hecho la siguiente tabla:


En resumidas cuentas, interesa fundamentalmente a aquellos con salarios por encima de los 50.000 € anuales,con una recuperación en forma de renta inferior a 50.000 € anuales. En caso de salarios más bajos, se trata de trasladar el mismo planeamiento: si se cobra un salario de 25.000 € anuales, se ha de recuperar en forma de renta anual inferior a esta cantidad, 15.000 € anuales, por ejemplo. En ambos casos, la razón es la misma: para que tribute a un tipo inferior en el momento de la recuperación de lo que tributa en el momento de la aportación.

jueves, 7 de abril de 2011

Abuelito, dime tú...(I)

Posiblemente este post debería haberlo escrito hace unos meses, cuando la cuestión de la reforma en el sistema de pensiones español estaba en boca de todos los ciudadanos. No sólo en España, también en otros países, como la vecina Francia. Corrieron ríos de tinta sobre el tema, pero la verdad es que nunca me gusta escribir de temas de actualidad, por un motivo muy simple: la mayoría de la información es especulación mediática ségún el medio en que se lea; y, muy posiblemente, nos veamos obligados a escribir sin la claridad que da el tiempo de reflexionar el asunto. A buen seguro que si este mismo artículo lo hubiera escrito en enero, su desarrollo hubiera sido más errático y menos profundo. Ahora, cuatro meses después de la vorágine, guerra libia y tsunami japonés mediante, me dispongo a escribir sobre un tema sobre el que siempre he tenido una opinión clara y concisa, la cual mantengo, y que no me hace falta delatar; se delatará sola con el transcurrir de las letras y las palabras.

Lo primero, un link (para quien no recuerde el tema) a la noticia-análisis que hizo un diario español de la noticia, bastante analítico e imparcial:

http://www.elpais.com/articulo/economia/claves/reforma/pensiones/elpepueco/20110127elpepueco_4/Tes

En este artículo se recogen las principales claves de la reforma, si bien no se emite ningún juicio de valor sobre las mismas, como tampoco se habla de un aspecto que ningún medio (al menos que yo escuchase o leyese, en España si no es "carnaza" no se vende un colín, parece ser) quiso tratar: cada vez somos más
VIEJOS (si, con mayúsculas, porque es una realidad mayúscula en la que nadie repara).
¿Por qué? Porque en comparación a hace 30 años:
1. La ciencia médica está en contínua mejora, y con el paso del tiempo se van descubriendo curas de enfermedades antaño incurables, tratamientos menos dañinos, fármacos y vacunas más efectivos, etc.
2. Las condiciones higiénico-sanitarias también están en contínuo avance, por un aumento en la información cuidadana, y una conciencia ciudadana y cívica asentada: menos basura en las calles, información en cada envase de cada alimento, etc.
3. La calidad de vida es superior: cuidados, tratamientos, el IMSERSO, existen muchas herramientas que hacen que la 3ª edad en nuestro país se pase no ya de un modo muy digno, sino hasta apetecible.

Volviendo al tema que me ocupaba...desgranando las claves principales de la reforma de pensiones nos queda que:
- Hemos de trabajar más años (de los 65 a los 67) para poder jubilarnos, o hacerlo a edades más tempranas si queremos seguir abandonando el mercado laboral como hasta ahora (a los 65, con 38,5 años cotizados, en lugar de con 35).(*)
- La prestación por jubilación (pensión, coloquialmente) que nos quedará percibir una vez jubilados, será la resultante del cálculo de las cantidades cotizadas sobre los últimos 25 años, en lugar de ser sobre los últimos 15.(*)

Es decir, hemos de trabajar más, para cobrar menos, teniendo en cuenta que se sobresupone que se percibe un salario mayor cuando se está más cercano al fin de la vida laboral. Por este motivo, toda la población ha puesto el grito en el cielo; sin duda, son peores condiciones (ver tabla), pero...

http://es.scribd.com/doc/52501232/Pensiones-15-25-anos (tabla comparativa con una evolución salarial del 3 % anual acumulado año a año).

...esta reforma es necesaria, porque, repito, cada vez somos más viejos. Y no me refiero a que nos hacemos mayores y ya no podemos correr en el parque detrás de un balón con nuestros amigos. Me refiero a que la población española está formada, en una proporción creciente cada año, por personas mayores de 65 años, jubilados que perciben una prestación del Estado. Por otro lado, cada vez nacen menos niños, y la edad de la población activa (en edad de trabajar) es cada vez más avanzada. Esto se traduce en un envejecimiento progresivo de la población, lo que unido a una esperanza de vida en aumento constante (por el avance de la tecnología médica, las condiciones higiénicas, la salud en el trabajo, y otros muchos factores, como se ha mencionado antes), arroja un problema grave. Como muestra de lo dicho, los siguientes gráficos:

Como se puede constatar en estas dos pirámides demográficas (que así se llaman estos gráficos, aunque cada vez se parecen menos a una pirámide), la población española ha envejecido mucho en estos últimos 30 años: la primera pirámide es de 1980 (*2), y la segunda, de 2009, hace dos años. Y todo hace indicar que esta tendencia continuará en los años venideros:


Actualmente, ya vive mucha más población en edad de jubilación, y lo hace hasta edades cada vez más avanzadas, de la que lo hacía en 1980. A su vez, hay menos población joven, por la reducida tasa de natalidad que tenemos en España, una de las más bajas del mundo.
Esto se traduce en que las cantidades cotizadas por un menor número de personas (la población activa) ha de "pagar" las prestaciones de jubilación de un número cada vez mayor de personas (personas de más de 65 años). Dicho así, se entiende bastante bien, pero puede llevar a error; la siguiente tabla muestra una evolución del problema (datos ficticios), en la que esto queda demostrado de manera irrefutable, porque ya se sabe, los números no mienten...

http://es.scribd.com/doc/52504877/Cotizaciones (está en 2 partes, se ha subido así...el neto representa la diferencia entre la cotización total y la prestación total).

Se puede apreciar en la tabla, como a una minoración de la población activa, combinado con un aumento de la población en edad de jubilación (he puesto +65, pero sirve también para +67), nos da un resultado evidente de déficit en el neto, que sería la bolsa de aportaciones de la Seguridad Social, llevado al plano del sistema español. Por si fuera poco, también hay que tener en cuenta que con esta bolsa de aportaciones a la Seguridad Social no sólo se pagan las prestaciones por jubilación, también se han de pagar las prestaciones por desempleo, los planes formativos, y (casi) todo lo relacionado con la materia del empleo en general. Recordemos que España tiene un hándicap crónico: una tasa de desempleo elevada, incluso en época de expansión económica. Con el paso de los años, la población cada vez más envejecida, menos población activa, y más en edad de jubilación, las cuentas no salen...A nadie le gusta darse de bruces con la realidad, pero esto es una realidad inalienable.


En resumidas cuentas, la reforma del sistema de pensiones español no sólo es necesaria actualmente, de cara al futuro, sino que lleva siendo necesaria desde hace un par de lustros, o tres. Todos los gobiernos de este país (y del resto, claro) lo han sabido, y uno tras otro (González, Aznar, y ahora Zapatero) han ido posponiendo esta medida tan impopular, pero tan necesaria, hasta que el país se ha visto obligado a acometerla. Ahora todos clamamos contra el actual gobierno porque es éste quien la ha llevado a cabo, si hubiera sido el anterior, hubiéramos clamado contra el anterior. Sin tintes ideológicos, alguien lo tenía que hacer. Era inevitable, se llevaba posponiendo mucho tiempo, y el color del gobierno que la tuviera que acometer no iba a ser relevante; no se trata de una medida pro-social o anti-social, sino de una medida inevitablemente necesaria. Simplemente se trata de adaptarse a los tiempos: si cuando se vivía hasta los 75 se trabajaba hasta los 65, ahora que se vive hasta los 80 (realmente la esperanza de vida es superior a 80 años), se trabajará hasta los 67; visto así, hasta poco retraso parece y todo.
Era una reforma necesaria desde el punto de vista económico (está bastante claro desde este prisma), y comprensible desde el punto de vista social, porque no había más remedio que acometerla si queremos vivir en eso que los nórdicos llamaron "estado de bienestar" hace casi un siglo.
Podría haber sido peor, podrían haber pasado otros 30 años, y cuando la situación fuera del todo insostenible, los políticos se mirarían entre sí y pensarían "el uno por el otro, la casa sin barrer", como dice mi abuela, pensionista actual, a sus nietos, los ¿pensionistas? del futuro.

(*) Sólo comparo actual/futuro teniendo en cuenta una prestación del 100%, y un escenario con todas las reformas plenamente asentadas en el sistema.
(*2) Por tomar un año no muy lejano demográficamente, sin ninguna connotación adicional.