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miércoles, 13 de abril de 2011

El IPC y el salario español

Hace unos meses escribí en este mismo blog un artículo sobre sueldos. Aquel artículo hablaba sobre las distintas fórmulas con las que una empresa podía fijar los sueldos de sus empleados. Esto, evidentemente, se traslada al ámbito macroeconómico, pues la forma de pagar a sus empleados no es fijada sólo por las empresas, sino que intervienen otros agentes (no) económicos: sindicatos, comités de empresa, asociaciones, y gobernantes. Más se podría decir que la empresa en realidad es quien menos interviene en la decisión de fijar un salario a un puesto de trabajo determinado. Hablar de salarios entonces venía a colación por la visita de la canciller alemana Angela Merkel, la cual traía consigo ofertas de trabajo de empresas de su país con el objetivo de captar interesados. Pero también trajo un debate, del que, como casi siempre en nuestras tierras, se escribió y habló mucho durante unas semanas, y nunca más se supo: la idea de ligar la evolución salarial a la productividad, en lugar de hacerlo a la evolución de los precios, al IPC.

Hoy no quiero hablar de este asunto, pero está estrechamente ligado. Como decía, nunca más se supo de este debate en el que empresarios y sindicatos estaban en desacuerdo (como no podía ser de otro modo, claro, es su propia idiosincrasia): los empresarios abogaban por la implantación de una evolución salarial en base a la productividad, y los sindicatos, porque se quedara como está, ligada al IPC. Y así siguen los sueldos, ligados al IPC. La principal ventaja de este sistema es que con él los trabajadores no pierden poder adquisitivo en el mercado, al evolucionar su sueldo en igual proporción que los precios de los bienes y servicios en él. Sin embargo, ¿es tan bueno este sistema? ¿Se respeta? ¿Tenemos los trabajadores españoles unos salarios acordes con el "coste de la vida" que hay en nuestro país? La respuesta es NO. Cada año, tarde o temprano, sale un (por lo menos uno) estudio sobre la pérdida de poder adquisitivo que tienen los trabajadores españoles. El primero de este año no se ha hecho esperar demasiado:

http://www.20minutos.es/noticia/1019285/0/salarios/precios/espana/

Tras leer esta noticia, es importante analizar por separado cada componente para entenderla mejor, y no dejarse llevar por el impulso inmediato de autodesgracia (Spain is different, y esas cosas).
Para empezar, hay que entender qué es el IPC: es el acrónimo de Indice de Precios al Consumidor o al Consumo. Se trata de un índice en el cual se incluyen los precios de los productos más consumidos por los habitantes de una región, en este caso, España. Este conjunto de productos recibe el nombre de "cesta de consumo".Para elegir que productos componen esta "cesta" se hace una encuesta representativa, cada cierto tiempo, a los cuidadanos; aquellos productos más consumidos por la mayoría se incluyen en la cesta, dejando fuera los restantes. De esta manera, la cesta suele estar compuesta por alimentos como pollo o leche, pero no por caviar o trufas; es decir, productos que consumen prácticamente el total de la población en una proporción semejante por persona. De otra forma, no sería un índice fiable, por estar sustentado sobre productos de consumo más/menos casual u ocasional. Una vez compuesta la cesta de consumo, se halla el precio medio de cada producto en cada Comunidad Autónoma (y a su vez, a nivel provincial), y con estos datos se elabora el IPC nacional, que es el índice empleado para la evolución de salarios.
Con estos datos, se puede hallar el IPC del primer año de estudio (pongamos que es el primer año que se estudia la evolución de los precios), al que se denomina "año base". Sobre este año base, se calculan los precios de los productos y se puede hallar su evolución, en tanto por ciento. Por ejemplo, si el año base es 2009, el IPC toma un valor de 100 puntos; si en 2010 toma un valor de 110 puntos, significará que los precios han subido un 10 %. La fórmula que se usa es: ((IPC año a calcular/IPC año base)-1) * 100. De esta forma: ((110/100)-1) *100.
En realidad, el matiz de restar 1 al cociente y multiplicarlo por 100 se usa sólo para expresar el dato en porcentaje, porque para calcular la evolución es suficiente con los índices de cada año.
En España el organismo encargado de llevar a cabo este proceso es el INE (Instituto Nacional de Estadística). En su web (http://www.ine.es/) se pueden consultar los índices por producto, por conjunto de producto, por año, etc. Se puede estudiar la evolución de los precios desde muchas perspectivas. Como muestra de un estudio sobre el IPC, la siguiente tabla de excel muestra medias y datos porcentuales de esta variable tomando como conjunto de datos CCAA y el conjunto de la nación:

http://es.scribd.com/doc/52936780/IPC-Espana

El otro aspecto del artículo sobre el que me gustaría incidir es sobre el salario medio actual de un trabajador español, inferior no sólo a la media de salarios de países de la UE. Es tan bajo, que sólo es inferior el salario de países de reciente incorporación, como Polonia, o de países en grave crisis financiera, que han necesitado ayuda comunitaria, casos de Grecia y Portugal. Resulta curioso que otro país en las mismas cirscunstancias que los dos anteriores, Irlanda, tenga un salario medio por trabajador superior al de nuestra economía.
Sin embargo el por qué quiero hablar de este aspecto no es tanto por el hecho (lleva mucho tiempo siendo así, para desgracia nuestra), sino por el poco rigor con el que se comenta en el artículo. No es correcto comparar salarios medios de una economía con los de otra, porque no se tiene en cuenta una variable muy importante: el coste de vida de esa economía. El coste de vida no es sino el precio de los bienes y servicios de una economía. Por este motivo no es riguroso decir que España tiene un salario medio inferior a Alemania, sin tener en cuenta que el coste de vida alemán también es superior al español. A modo de ejemplo: si los ciudadanos de una economía tienen un salario medio de 20.000 €, y un coste de vida de 10.000 €, están en mejor situación que los ciudadanos de una economía cuyo salario medio es de 30.000 €, con un coste de vida de 25.000 €. En otras palabras, el poder adquisitivo (así se llama el resultado de relacionar estas dos variables) de los trabajadores de la segunda economía es inferior al de los trabajadores de la primera, aunque su salario medio sea superior.
Considero más apropiado hablar de poder adquisitivo, y no de salarios medios, es más riguroso. Ya metidos en harina, en realidad las conclusiones son similares: el poder adquisitivo de los ciudadanos (o trabajadores, realmente considero apropiado usar tanto una como otra denominación) de España es de los peores de Europa, muy alejados de la media europea y comunitaria. Como muestra de esto, me remito al siguiente estudio del profesor de Geografía Económica Andrés Rodríguez Pose:

http://www.consumer.es/web/es/economia_domestica/finanzas/2003/09/18/65794.php

O a este artículo publicado en el diario Expansión:

http://www.expansion.com/2010/03/29/economia-politica/1269877998.html?a=9a6c61213fba80f83d1eba145a19bfbc&t=1302715519

Ségún el propio estudio citado, como así piensan otros muchos expertos, la tendencia (o querencia, porque tendencia no es, no hay datos que lo corroboren) en el campo del poder adquisitivo en Europa es a la unificación. Es decir, que las economías más alejadas de la media de los 100 puntos, lo estén menos, y en conjunto, las desviaciones entre países sean menos pronunciadas. Es factible pensar que debería ser así, tomando como base la libre circulación de productos y personas en todo el ámbito comunitario, y como herramienta básica la implantación y empleo de una moneda única controlada por un mismo organismo supranacional, en este caso, el BCE. Sin embargo, hay varios problemas a tan idílica concepción. La principal es simple: para que unas economías escalen hacia los "100 puntos", otras economías verían reducido su poder adquisitivo con mucha probabilidad, dando como resultado esta convergencia comunitaria. Y este aspecto no creo que sea muy del gusto de alemanes, franceses o ingleses, por ejemplo.
Sin embargo, debido al empleo de la moneda única y a la libre circulación de productos y personas lo que sí ha tendido a converger han sido los precios. En países como España, los precios se han incrementado notablemente desde la entrada en vigor de la "moneda única" en una convergencia hacia los precios de economías más punteras, como Alemania, o Francia. Sin embargo, la evolución salarial no ha corrido la misma suerte. Aunque debiera haberla corrido, ya que se supone que en nuestro país la evolución de los salarios va ligada al nivel de precios, ¿no? Si así fuera, mantendríamos nuestro poder adquisitivo intacto, y en aras de converger con economías punteras debieramos, incluso, de haberlo visto incrementado.

Pero no, va a ser que no...